...

Por cada desengaño un ladrillo. Y ya van muchos. Nos hemos creado un muro con cada palo que nos dan, pensando que así nos protegemos, que alguien vendrá y saltará el muro a base de constancia y paciencia y nos sacará de ahí. Pero nada más lejos de la realidad... nos hemos estado aislando.
Es tan alto el muro que lo hemos convertido en agujero, y estamos en el fondo.
Ahora tenemos que ir subiendo peldaño a peldaño por la escalera, para salir de aquí. De la oscuridad que se ciñe a nuestro alrededor y consume nuestras ganas, nuestra ilusión.
Sé que no es fácil, pero me gustan los retos.



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